Hace bastante tiempo que quería escribir unas líneas sobre este mítico pivot, y me sucedía lo de siempre: nunca encontraba hueco para hacerlo de una forma relajada y entregada a dicho menester.
Así pasaba el tiempo. hasta que encontré el empujón que me hacía falta para reunir estas líneas sobre esta leyenda dele baloncesto NBA.
Tengo que decir que ese empujón final surgió en una divertida “discusión” en un foro de "facebook"de baloncesto, donde mencionábamos a los 10 mejores “zurdos de la historia del basket”.
El foro de “facebook” es Don Basket y os lo recomiendo encarecidamente por los contenidos y el nivel de sus foreros .
El ilustre zurdo en cuestión, y protagonista del homenaje , no es otro que el gran Willis Reed, que fuera estrella y capitán de los Knicks de Nueva York en los años 60 y primeros 70.
El ilustre zurdo en cuestión, y protagonista del homenaje , no es otro que el gran Willis Reed, que fuera estrella y capitán de los Knicks de Nueva York en los años 60 y primeros 70.
Así que me puse las pilas para bucear en los lugares más recónditos de la Red, ya que ,como suele pasar con estos mitos de los 70 del basket , tienes que buscar en revistas especializadas en inglés y tirar de hemeroteca y videoteca , para que te añadan luz al personaje en cuestión.
Puedo adelantaros a los más neófitos para que os situeis que Willis Reed fue elegido en la primera posición de la
segunda ronda del Draft de la NBA de 1964 por los New York
Knicks, equipo en el que desarrollaría toda su carrera profesional.
Tuvo grandes números en su carrera y demostró ser uno de los pivots dominadores de la liga cuando tuvo que convivir en la cancha con super-pivots como Wilt Chamberlain, Lew Alcindor (Abddul-Jabbar) o Bill Russell.
Tuvo grandes números en su carrera y demostró ser uno de los pivots dominadores de la liga cuando tuvo que convivir en la cancha con super-pivots como Wilt Chamberlain, Lew Alcindor (Abddul-Jabbar) o Bill Russell.
Sin embargo, debo deciros que Willis Reed será recordado para siempre por ser un bravísimo jugador que fue protagonista de uno de los momentos más épicos de la historia del baloncesto ,rodeando de un halo de misticidad a una de las canchas con más solera de la NBA: el Madison Square Garden.
Aquello sucedió
cuando se jugaba el último asalto de las Finales de 1970 contra los Lakers del pivot rompe-records , Wilt
Chamberlain.
Tras este breve intro, haremos un recorrido sobre la figura del gran Gran Capitán de los Knicks, donde primero hablaré que tipo de jugador era, luego os dejaré testimonios
de como se vivió aquel mágico 7º partido que jugó , prácticamente cojo , seguiremos con una entrevista al propio Willis y de postre ,os dejare videoteca, donde también aparecerá una gran pelea que tuvo con el banquillo Lakers, para que os hagais una idea del carácter luchador del gran capitán neoyorquino.
Tras este breve intro, haremos un recorrido sobre la figura del gran Gran Capitán de los Knicks, donde primero hablaré que tipo de jugador era, luego os dejaré testimonios
de como se vivió aquel mágico 7º partido que jugó , prácticamente cojo , seguiremos con una entrevista al propio Willis y de postre ,os dejare videoteca, donde también aparecerá una gran pelea que tuvo con el banquillo Lakers, para que os hagais una idea del carácter luchador del gran capitán neoyorquino.
Willis comenzó jugando de
alero alto, pero pasó a ser pivot por su talento innato para jugar dentro de la pintura. Es sin duda, uno de los interiores más completos de su
generación.
Hay que decir que el gran Capitán neoyorquino fue un jugador interior con un físico atípico para lo que se estilaba en aquella época, ya que pese a su "corta" estatura (206 cms) y 105 kg jugaba con extrema vitalidad y velocidad.
Un jugador con una fuerza brutal en ambos lados de la cancha que hacía igualarse a la grandes torres de la época: Lew Alcindor (Abdul-Jabbar) (218 cms), Wilt Chamberlain (216 cms) etc...
Reed era un jugador ofensivo muy completo, que te podía destrozar en el poste bajo, pero a la vez, sacarte a 4 o 5 metros y anotar, ya sea tomando el tiro a media distancia con su zurda de oro o amagándolo y penetrando ante sus pares más grandes fuera de posición.
Sacaba bastantes
faltas y anotaba un excelente 75% de sus libres, gracias a su buena mano.
A veces daba la
impresión de que se tomaba su cargo de capitán muy a pecho. Nada había cambiado
desde que ocupara su posición natural de cinco a la salida de Bellamy del
equipo. Sólo que ahora Willis Reed parecía sentirse el capitán de toda la liga,
de la que fue nombrado su jugador más valioso aquel año 1970.
Como he mencionado antes, era dominante a ambos lados de la cancha, reboteando o taponando. Llegó a ser parte del equipo defensivo ideal en 1970. A Willis se le tiene como modelo de muchas cosas en una cancha, y como no podía ser de otra manera lo es como lo que debe ser un Jugador Franquicia.
Como he mencionado antes, era dominante a ambos lados de la cancha, reboteando o taponando. Llegó a ser parte del equipo defensivo ideal en 1970. A Willis se le tiene como modelo de muchas cosas en una cancha, y como no podía ser de otra manera lo es como lo que debe ser un Jugador Franquicia.
GANADOR DE DOS
ANILLOS
La temporada
1969-70, es la mejor temporada de los Knicks en su historia, consiguieron 60
victorias, 18 de ellas consecutivas estableciendo de esta manera dos récords de
franquicia, el de más victorias consecutivas y el de mejor balance de
victorias/derrotas en una temporada.
Reed se convirtió en el primer jugador en la historia de la NBA en ser nombrado el MVP del All Star Game , el MVP de
la temporada regular, y el MVP de las Finales de la NBA en la misma temporada. Ese mismo año, fue nombrado al
primer equipo All-NBA y NBA
All-Defensive primer equipo, además
de ser nombrado como la ABC
Wide World of Sports Atleta del Año, y Sporting News NBA MV
Lograría un
segundo título en 1973, cuando sus rodillas estaban ya muy deterioradas. Se
pasó en el dique seco casi toda la temporada, y en el último tramo participó
con apariciones muy medidas y esporádicas, aunque acabó siendo MVP de las Finales.
Se retiraría un año más tarde, con tan solo 31 años, habiendo disputado 650 partidos, y con unos promedios de 18,7 puntos y 12,9 rebotes por partido.
Se retiraría un año más tarde, con tan solo 31 años, habiendo disputado 650 partidos, y con unos promedios de 18,7 puntos y 12,9 rebotes por partido.
HÉROE DE UN 7º
PARTIDO PARA LA HISTORIA DE LA NBA
Como ya he
adelantado , durante el séptimo partido de las Finales de la NBA contra Los Angeles Lakers en el Madison Square Garden ocurrió uno de los momentos más
emocionantes y épicos de la NBA.
El Capitán Willis Reed no iba a participar en ese
partido debido a una lesión grave en el muslo, que le mantuvo apartado del
sexto partido de las Finales. Sin embargo sorprendió a los aficionados saliendo
a calentar junto a sus compañeros al inicio del partido, lo que provocó el
aplauso y la locura de la afición local.
Ante el estupor de
los Lakers salió al inicio del partido, anotó los
cuatro primeros puntos de los Knicks en sus dos primeros intentos de tiro,
y aunque fueron sus únicos puntos del partido, provocó que tanto la afición,
como sus compañeros se metiesen en el partido, sobretodo Walt “Clyde” Frazier que se "calentó" y
consiguió 36 puntos y 19
asistencias para los Knicks que ganaron 113- 99, dando a la ciudad de Nueva York su primer título de la NBA.
El momento en que
Reed entró a la cancha fue votado como el momento más grande en la historia del Madison Square Garden.
De esta manera, os
dejo un extracto de como lo narra el maestro Gonzalo
Vázquez en su estupendo artículo "Misterioso brillo afilado" todo lo que acontenció con Willis y su equipo en aquella serie:
"El capitán, Willis Reed regresaba de un paseo y el
preparador Whelan hizo un gesto contrariado con la
cabeza , Holzman el entrenador, farfullaba:
- ¿No lo
ves? -repuso Whelan: Willis cojeaba ostensiblemente.
Los Knicks perdieron aquel partido en Los Angeles. La serie empataba
a dos. Todos eran conocedores de sus “excesos” de entrega en la cancha, y todo
su cuerpo estaba ya dolorido, y lo peor de todo, sus rodillas estaban ya
destrozadas, portando siempre unas aparatosas y rudimentarias rodilleras.
Holzman le decía a Whelan: "Oye, ¿hay algo en él que esté
sano?".
Tres días después,
de vuelta en Nueva York, restaban
tan sólo unos minutos a la primera parte. El preparador Whelan exploraba al maltrecho Willis en el vestuario vacío: no podía ni
levantar una de las piernas por el extremo dolor que sentía.
Bowman y Hosket estaban tiesos, como asustados. Era el precio de marcar a Chamberlain.
El doctor James Parkes apretaba los dedos contra su pierna
derecha, a la altura del muslo: la maldita rodilla no daba señales de vida.
Parkes lo dijo:
"No va a poder".
Esta enésima lesión se la produjo al recibir por delante de Chamberlain y girarse, sin contacto alguno. De esta manera, se derrumbo sólo, el gran Capitán. A todo ésto, Willis acumulaba 191 minutos en cuatro partidos, la mayoría contra el deportista más indefendible del mundo. Pero no había otro remedio.
Mientras, a medida
que avanzó la serie su rodilla izquierda se le había ido inflamando. Willis era tozudo como una mula. Nada
conocido le había hecho parar... hasta ahora.
Holzman dió media vuelta y ocupó el centro del vestuario. Pero tardó en hablar, como si estuviera pensando qué decir después de dar la noticia.
- Bien -y miró a
su alrededor para que todos lo supieran-, Willis no va a estar con nosotros.
El resto del
equipo se armó de valor y fue a ver al gran Capitán ,
entonces Frazier bromeó. "Eh, señorita, ya no eres más
nuestro capitán, ¿sabes?".
En aquella segunda
parte los Knicks obraron el milagro. Pudieron disputar
los mejores 24 minutos de su historia. Forzaron a los Lakers a perder 19 balones. Ahogaron a Jerry West y Wilt. Fue tal vez la mayor demostración
defensiva vista hasta entonces. Los Knicks se adelantaban 3 a 2 en la serie. El
Madison rugía. Willis quería recibirlos en pie, como merecían.
El viaje a Los Angeles se hizo muy largo. Con todos los cuidados del mundo, Willis no pudo jugar, además Jerry West y Wilt Chamberlain se desquitaron con 78 puntos. Habría un séptimo partido en el Madison.
Ya en Nueva York, el día del partido:
- Muy bien, ponte de pie y sal ahí fuera a ver qué tal. Parecía como si aprendiera a andar… - decía el médico
¿Puedes?
Mientras Willis intentaba disimular la cojera. Calentó los brazos con unos cuantos lanzamientos .
- Puedo jugar. Willis hablaba solo.
- Mira, vamos a ponernos en lo peor. ¿Qué es lo peor que me puede pasar? ¿Lesionarme? -era la lógica de un chiquillo-. He jugado otras muchas veces con dolor. -
¿Puedes doblarla? Casi no lo podía, hacer, pero…
Dos horas antes del partido, todavía a puerta cerrada, Willis, en chándal, practicaba tiros libres. Viéndole no parecía lesionado. Porque no se movía. Soltaba los brazos, metía los tiros, calentaba a gusto.
Cuando los Lakers salieron por primera vez a pista se sorprendieron al verlo. "¿Pero no estaba lesionado?". Joe Mullaney, su técnico, no le quitó ojo hasta respirar aliviado. "Y lo está, ¿o no lo ves?". Tenía que ser alguna treta.
Holzman daba las últimas instrucciones. Instrucciones a puerta cerrada. Willis tenía puesto el chándal. Walt Frazier, Bill Bradley, Dave DeBusschere, Dick Barnett, Cazzie Russell, Dave Stallworth, Mike Riordan y Nate Bowman salieron a recibir al invitado y sus fauces de monstruo.
No había más que ver a Wilt Chamberlain,
Jerry West y Elgin Baylor. Sabían mucho más de estar allí que cualquiera de
ellos. Tan sólo Dick Barnett lo sabía. Había visitado con los Lakers las
Finales de 1963 y 1965, un lugar que los Knicks no alcanzaban desde diecisiete
años atrás. El Madison estaba abarrotado pero no había rastro de Willis.
Mientras, en un
rincón del pabellón, - No te muevas. Será un momento. Willis estaba en pie. Vio
salir la aguja del maletín con un repentino malestar. Era la más grande que
había visto nunca. "Pero eso es... para un caballo". Fueron dos
pinchazos. Del segundo ya ni supo. - Listo. Willis no sintió nada más que el
alivio de verse libre.
- Anda
-ordenó el doctor. Mientras el coach Holzman
lo sabía todo. Había hablado con él. Fue el último en salir antes de los
pinchazos.
"No quiero
que corras, no quiero que saltes. Sólo quiero que molestes a Chamberlain todo
cuanto puedas. Eres el único que puede hacerlo".
Y no había
aclarado nada a Cosell ante las cámaras de la ABC. "Cuando haya tiros
libres no te pongas al rebote. Los demás ya lo saben. Vete al otro lado y
espera allí".
El viejo, como el
resto del grupo, sabía que en aquella situación un Willis cojo era más valioso
que cualquier otro de sus jugadores.
- ¿Sientes
algo?
- ¡Sal,
vamos! Eran las siete y media cuando un brutal restallido concentró la atención
de la multitud hacia el túnel. Se oyó por megafonía "Here comes
Willis!", el Madison se iba abajo.
El primer tiro de Baylor no alcanzó el aro. Bradley salió
disparado hacia delante como un proyectil. Hizo llegar el balón a Frazier que
aguardó un segundo la entrega a Willis. Sin mediar palabra el capitán lanzó a
canasta y puso en llamas el recinto. Jack Twyman tuvo que elevar la voz al
micrófono. "He's not running!". Willis aguantó al rebote el primer
tiro libre de Bradley por primera y última vez. La siguiente canasta en juego
también fue suya. Aguantó en pie poco más de veinte minutos. Una auténtica
salvajada. Al descanso el caos se apoderó del vestuario.
Willis ocupaba
otra vez su otro lado, recostado sobre la camilla. Combatía el dolor un poco
fuera de sí.
Willis dice:
- Ponme otro.
- ¿Qué?
- Que me pongas
otro. No tengo ningún miedo. Pínchame otra vez. La escena tenía algo de
grotesca. -
Una mirada
de Holzman convenció a Parkes al instante. - No, Willis, ya es suficiente.
Holzman puso
de salida a Bowman, que había estrechado ya la mano de Chamberlain aguardando
el salto. Pero de repente el pabellón se vino abajo otra vez. Willis Reed
volvía a encender el recinto saliendo en el último momento del túnel de
vestuarios. "Maldito liante". Cualquier otro entrenador rival habría
pensado lo mismo. Willis aguantó vivo otros seis minutos. Abandonó la pista con
78 a 52 a favor. Cuando todo terminó, una alegría desbordante inundó el Madison”.
ENTREVISTA
A WILLIS REED DE LA REVISTA SLAM, por ALAN PAUL
Os dejo este
extracto de la entrevista concedida por Willis a Alan Paul,
y debo deciros que mi traducción no es para nada exacta, ya que no tengo los medios
y conocimientos necesarios para hacerla 100% literal. Por lo tanto, ruego que
me perdonéis mis licencias en ella. Eso sí, siempre teneis la original,si quereis aventuraros vosotros mismos:
SLAM: Usted creció en la localidad rural de Bernice, Louisiana,
recogiendo algodón y trabajando en la granja de su abuelo. ¿Aquello le ayudó a
desarrollar la ética de trabajo por la que fue famoso como jugador?
WR: Digamos que aquello fue una motivación para no querer recoger
algodón el resto de mi vida.
Quién me influenció realmente, fue mi entrenador de escuela
secundaria. Él era también profesor y llevaba una chaqueta y una corbata para
trabajar, tenía una casa bonita y un coche más bonito todavía. Eso hizo darme
que si iba la Universidad, tal vez podría tener una vida más cómoda que la que
tuvo mi padre, que fue mano de obra de un trabajo tan duro.
SLAM: Y fue a la Universidad muy cerca, en Grambling, en lugar de ir a una mayor y de más renombre.
WR: sí, fue una de las mejores decisiones que he tomado, por muchas
razones. Por ejemplo, la diferencia entre los programas, ya que en Grambling eran
más personalizados.
A todo ésto, comencé viendo baloncesto en el 56, y me encantó la
manera que los enormes jugadores de los Celtics corrían de un lado a otro de la
cancha. Los chicos de Grambling podrían hacer lo mismo y me encantaba; jugando
una defensa hombre a hombre , y con un juego ofensivo muy rápido . Nos podíamos
mover en la cancha a un ritmo trepidante.
Hay que decir que el entrenador Hobdy había jugado de pivot ,y me
ayudó muchísimo pasando mucho tiempo trabajando con él y sus hijos que también
eran pivots .
Aun así debo
decir, que lo único que me dolió por haber ido a una universidad pequeña es que
me llevó a ser el primer jugador en la segunda ronda del Draft sabiendo que
habría sido una primera ronda en cualquier universidad grande. Aunque he de
decir que al final sólo me dió una motivación extra para demostrarlo .
SLAM: la temporada 69-70, será recordada siempre como una
temporada mágica. ¿lo sientes así ?
WR: Oh, sí, y todo comenzó una noche en Boston el año anterior cuando los Celtics nos vencieron cuando íbamos a
por el título de conferencia Este. Sentímos que estuvimos cerca, y todos
dijeron, "Vamos a ganar a Russell
el año que viene". Y todos regresamos en septiembre, pensando que era
nuestra hora. La temporada comenzó así, y terminó de la mejor manera.
SLAM: Ese equipo tenía personalidades
fuertes y brillantes. Me gustaría que habláramos de algunos de ellos. Vamos a
empezar con Clyde Frazier:
WR: Clyde fue probablemente el atleta más grande
que jugó en mi mismo equipo ya sea en mi etapa profesional como en la escolar.
Era un poco salvaje al principio, pero una vez que se centró se convirtió en un pilar fundamental del equipo. Era tan bueno que nos facilitaba mucho la vida en la cancha. Botando, pasando, lanzando… De hecho, conseguí 2 canastas fáciles en aquel partido por sólo estar en el lugar correcto, atrapar la bola y soltarla, porque él leía a la perfección, la defensa. Tengo que decir que también fue un excelente jugador defensivo.
Respecto a su personalidad , no tiene nada que ver a su forma de
vestir tan extravagante. Aunque no lo parezca es muy conservador, y tranquilo,
nada que ver con la fiereza que aparenta. Es un tipo muy agradable, y lleva una
vida tranquila.
SLAM: ¿El entrenador Holzman ?
Por ejemplo, supongamos que habíamos perdido un partido que deberíamos haber ganado; él no saltaba sobre nosotros a gritarnos y armarnos una bronca.
Era muy constructivo y nos hacía aprender de los errores.
Lo primero que nos dijo cuando nos vió a todos juntos fue, "voy a conseguir que los chicos estén en forma, y vamos a defender de una forma muy seria." Y eso es lo que hicimos.
Holzman era bastante tolerante, pero también te digo que al final hacías lo que él quería que se hiciese en una cancha.
SLAM: Para ganar el Campeonato 70,
jugaste contra de Wes Unseld y Lew
Alcindor.
WR: Me gustaba jugar contra Wes, no lanzaba mucho, así que me
centraba en bloquearle para que no consiguiera rebotes de sus compañeros.
Mi mayor ventaja sobre Alcindor
en ese momento, es que era joven, apenas en su segundo año en la liga.
Así que yo intentaba ser muy físico con él, jugando muy duro le
obligaba a hacer cosas que no quería hacer, como salir de la pintura.
Con esta intensidad, aunque fuera muy duro de defender, conseguí salir airoso. Años después, ganó peso y experiencia y se convirtió en un jugador dominante.
SLAM: Su aparición desde el vestuario
al inicio del juego final de la serie de Campeonato de 70 es uno de los más
venerados y dramáticos momentos en toda la historia de la NBA. ¿Sabías durante
todo el día que ibas a poder jugar?
WR: Bien, sabía que iba a intentarlo.
Uno de mis entrenadores asistentes en la escuela secundaria, Duke Fields, solía decir que, "en el juego de la vida, siempre
debería probar”. También decía "Recuerda
que el fracaso es la piedra angular para el éxito."
Recuerdo el sexto partido, casi era incapaz de jugar, y Wilt llevaba como 46 [45, realmente]
puntos y 25 rebotes. Así que pensé, "Vaya,
creo que podría hacer un mejor trabajo contra él, y tal vez puedo colocar
algunos bloqueos para Bill y Dick y cambiar el ritmo del juego..."
Pensé que si pudiera hacer eso, nuestro público, sería el sexto
hombre para tirar de nosotros.” Pero tuve un desgarro muscular, por lo que me
inyectaron carbocaína [analgésico] con esta aguja enorme, y noté que me hacía
efecto. No podía flexionar mi pierna, no podía saltar, y estaba sufriendo
realmente.
SLAM: Es muy emocionante cuando
volvemos a ver la película del partido, cómo reacciona la multitud; fue un
locura absoluta. ¿Qué se siente ser el volcán de tal erupción?
WR: Oh, fue muy intenso y maravilloso. Pero
también fue un infierno. Me explico, por una parte estaba esa gran ovación al
oir tu nombre, y por otra, todo el mundo estaba diciendo, "todo está bien,
el capitán está aquí!" Mientras tanto, intentaba jugar con una pierna a un
tipo casi imparable como Chamberlain.
Como he comentado Chamberlain llevaba 45 puntos y tenía que defenderle sin doblar mi rodilla o saltar. Recuerdo pensar, "soñaba con jugar un partido de la final pero no de esa manera". Entonces Holdzman dijo "bueno, vamos a ganar esto, no hay problema." El era así, y nos hacía creer en él y en todo lo que decía. Así fué.
SLAM: ¿Qué hizo ese equipo tan grande?
WR: El esfuerzo siempre era colectivo.
Aunque Clyde y Dick Barnett tuvieran
un promedio de 25 ppg, DeBusschere y
Bradley probablemente podrían llegar a un promedio de 22 o 23. Pero lo más
importante es que todos podíamos hacer de todo. Jugamos un baloncesto muy
básico, con buenos bloqueos, utilizando mucho el cuerpo, creando espacios...
SLAM: Ganó su siguiente anillo, tres
años más tarde, tras faltar casi una temporada completa con una lesión en la
pierna. Jugó el resto de temporada en apariciones breves y la acabó como el MVP
de la final. Debió ser muy ilusionante, no?.
WR: Por supuesto. Fue un año difícil.
Es sorprendente cómo pierdes las habilidades cuando estás en el dique seco
tanto tiempo. Tuve una temporada de altibajos, como lo hizo el equipo. Pero al
final del año, estábamos muy bien, como así fué. Creo que ese equipo fue
probablemente el mejor grupo de atletas con lo que jugué nunca.
SLAM: ¿Nadie nunca le ha intimidado en la
cancha?
WR: una vez que se juega fútbol en
serio, no se tiene miedo a nada. Jugar al fútbol probablemente es lo mejor que
he hecho en mi carrera de baloncesto.
WR: Wayne Embry fue
probablemente el más difícil , porque utilizaba muy bien su peso. Él no era muy
móvil, pero solía aguantar las embestidas y empujar todo el tiempo.
Mi año de novato, anoté menos puntos contra Wayne que hice contra Russell
o Chamberlain.
Wes Unseld fue siempre difícil, porque él utilizaba
su fuerza y su peso todo el tiempo. Disfruté jugando contra él, porque al menos
sabía que no iba a vencerme debido a gran altura, como Chamberlain o Kareem.
Sin embargo , debo decir que el tipo al que más me costaba anotar,
era sin duda Nate Thurmond . Mi
máxima anotación con él , fue de 21 puntos.
SLAM: Nate es pasado
a menudo por alto porque había varios enormes pivots en aquel momento…
WR: Fue una época de pivots dominantes; Bill Russell y Wilt Chamberlain eran
los dueños de la liga. Recuerdo
en un partido contra Chamberlain que
anoté 32 puntos!, que era una hazaña.
Pensé he anotado 32 sobre Wilt
Chamberlain!" Entonces miré sus números, y llevaba 56... Dije:
"Santísimo Cristo. Nadie me ha anotado 56." Pero no podía parar a ese
tipo. Anotaba 64 o 65 puntos por noche. Era muy grande, fuerte y muy físico. Lo
mismo sucedía con Russell. Solía salir siempre al centro de la cancha y
decirles: "Sr. Russell, Sr. Chamberlain, ¿Qué vais a hacer esta
noche?"
VIDEOTECA SOBRE EL GRAN CAPITÁN
ESPN estrenó
un documental de la serie ’30 for 30′
que son historias de gran calidad relacionadas con el deporte
profesional en USA.
Uno de los
documentales se denomina “When The
Garden Was Eden” (Cuando El Garden era El Edén) y habla de estos Knicks
que consiguieron montar aquél equipo histórico e inolvidable .
Este documental gira, como no, sobre la figura del Gran Capitán Willis, su equipo y por supuesto, a aquél mítico partido.
ESPN 30 for 30: When the Garden Was Eden from Kevin X Barth on Vimeo.
Y como postre, os dejo una de las grandes batallas que tuvieron los Knicks contra los Lakers ya que fueron grandes enemigos en aquella
época, no en vano, se enfrentaron en 3 finales de la NBA,
Os dejo este vídeo en el que sucede una batallacampal entre los jugadores de ambos equipos y, de repente, se ve como Willis Reed se lanza preso furia hacia el banquillo de los Lakers peleándose con todos los que se cruzan en su camino siendo el alero angelino Rudy LaRusso el que peor sale del duelo.
Os dejo este vídeo en el que sucede una batallacampal entre los jugadores de ambos equipos y, de repente, se ve como Willis Reed se lanza preso furia hacia el banquillo de los Lakers peleándose con todos los que se cruzan en su camino siendo el alero angelino Rudy LaRusso el que peor sale del duelo.
Lo mejor es que cuando los árbitros lograron parar la pelea, Reed se dirigió a su banquillo y espetó a sus compañeros: “¡¡¿Pero por qué no me habéis ayudado?!!”, a lo que su compañero Dick Barnett replicó: “¡Tío, pero si ibas ganando!”. Genio y figura. Aquí lo téneis!
En fín creo que si habeís llegado hasta aquí y no he conseguido aburriros, os podeis hacer una idea de cómo era en la cancha Willis Reed, el Gran Capitán.
Bibliografía:
"Misterioso brillo afilado" de Gonzalo Vazquez El Punto G de BlogsACB
"The Captain" by Alan Paul de Slam Magazine
Salu2 anelkianos
Publicado por
@basketatodoritm
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